en la noche los cuerpos se sostienen
colaborándose entre la luz oscura del deseo
cálidamente crecen y decrecen como un globo
que sobrevuela los paisajes imponentes
unos labios se abren en susurro
los diamantes de la noche se trizan en la mirada
y son estos cuerpos la pequeña lombriz este fuego
el ardor redondo y la clave mayúscula
—otra cosa es la familia, el proyecto urbano de la familia
construir sobre el amor la decencia, el socorro
pero con la pasión muerta, o con nueva pasión de la inteligencia
bajo el embrujo de todo caz contemporáneo
en el centro mismo de los modales, salvando la especie
nosotros que sobrevivimos al neanderthal
y tú paisano qué ofreces ¿el cielo y el delirio?
¿la tempestad y el porvenir? ¿cuál es tu sacrificio?
anduvimos antaño los caminos curvilíneos del bosque
en espera de una diosa o una ninfa, después
construimos las sendas rectilíneas, la urbanidad
nos sobrepasó
el amor es como una casa, amor de columnas o reflejo
adecuado a la arquitectura moderna
¿o el amor es como un dios? No, es la casa donde
chirrían las puertas y oscilan las ventanas más allá
de las colinas, es la casa donde otra estirpe
sometió el universo a la inteligencia—
pero nos queremos, nos conformamos
nos trivializamos al hacerlo digno, qué de cosas tiene uno
podríamos transformar la realidad por amor
pero la realidad siempre se fuga
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